miércoles, 17 de diciembre de 2014

Deshonor a tu vaca

No recuerdo la última vez que me sentí así de humillada y avergonzada.
Fue casi poético no? Vos te ibas para una dirección y yo para la inmediatamente opuesta. Antes de la separación, el beso sellador. De los "te amo" que no te dije, de las caricias traviesas por recovecos húmedos, de tu descanso de la realidad que vos mismo te impusiste y de todo lo que quedó entre la cama, los vecinos, vos y yo. Dos pasos para mirar atrás y verte con tu caminar tan singular. Uno mas para sonreír como adolescente. Tal vez no sería tan difícil, quizás todavía querías amarme.
Un par de cuadras me hicieron falta para darme cuenta de que me había olvidado el celular en tu casa. Pensé en correr por Beiró para alcanzarte y volver a buscarlo juntos, pero lo descarté porque seguro no llegaría. Fui a la parada del 146 y del 80 con la idea de bajarme ni bien te viera. Pero no... Vos querías ir a cenar con tus amigos y ya estabas llegando tarde así que volví sobre mis pasos para llegar sola hasta tu casa. No quería ir porque me daba vergüenza, después de todo, yo ya no pertenezco ahí. El lado positivo era que iba a poder pasar al baño a arreglar el desastre que había debajo de mi ropa interior.
Ding dong. "Hola?" Es él? "Hola, soy Belén, me olvidé mi celular" Nah, es Evelio. Pero abriste vos la puerta. "Wtf? O sea, me pareció que era tu voz pero wtf?" No entres en pánico. Me preguntaste concretamente dónde me había olvidado el celular. Todo en vos indicaba que no podía pasar, que no debería haber estado ahí. Estabas con alguien. Te fuiste y volviste rápido con el celular en la mano. No atinaste a saludarme, ya no estabas en modo Belu, no correspondía un beso. "Supongo que no puedo pasar al baño no?" Negaste con la cabeza, la mía daba vueltas. No entres en pánico. Media vuelta y ya estaba casi lista para el crash. Un paso, dos, tres, no sé cuántos hicieron falta. Hiperventilación, llanto, las manos al pecho, posición fetal, y las preguntas. Por qué? Por qué a mí? Por qué me odia? Qué hice de malo ahora? Por qué? Cómo salgo de acá? Por qué? Por qué me lastimo asi? Por qué me odio? Cuándo voy a parar de hacerme tanto mal? Por qué? Y sólo una respuesta superyoica. Por estúpida. Idiota. Ingenua. Imbécil. Crédula. Tararda. Boluda. Lela. Boba. Estúpida, estúpida, estúpida. Todo y la incapacidad de irme. Ayuda. Otra vez. Y apareciste. Me dijiste cosas para tranquilizarme. Y yo salte al salvavidas desesperada. Nada quedaba de mi maltratada dignidad cuando te abracé y te pedí con todos los lenguajes menos el oral que me dieras un beso. No, en la frente no. Me complaciste y me mandaste a casa. Sola y desarmada. Con miedo. Parecieron kilómetros, tal vez cada paso pesaba más, me costaba despegar los pies del piso. Le escribí a mi amigo para asegurarme de que estuviera para mí cuando llegara a casa. Una llamada, era él. Le conté como pude lo que había pasado y se ofreció a ir hasta donde estaba. Parece que con el tiempo aprendí a pedir y a recibir ayuda, porque le dije que si. Media hora espere en Nazca y Beiró hasta que llegó en su bici con sus abrazos y sus oídos para mi. Me encontró llorando y me dejó riendome. Llegó el bondi y los pies ya no pesaban como antes. Esta todo guardado en una cajita esperando a escuchar lo que tengas para decirme. No se que es todo esto pero pienso en algo. Si lo que yo sentí que me hiciste fue horrible, lo que le toca a esa chica es igual de malo. Qué te pasa? Quiénes somos nosotras para que juegues así a tu antojo? Quién sos vos?