sábado, 31 de agosto de 2013

Fantasía

En la clase de rítmica, música y movimiento nos dieron la consigna de elegir tres canciones que nos representen de alguna forma. El profesor dijo que no necesariamente tenía que describirnos a nosotros, ni teníamos que elegirla por la letra ni por la melodía. De hecho dijo que podíamos elegirla por lo que quisiéramos. Me frustra darme cuenta de que todas las canciones que elijo tienen que ver con vos. La primera canción que se me vino a la mente fue Fantasía en D menor de Mozart. Esa fue la primera canción que te escuché tocar en el piano. La cantidad de sensaciones que me provoca esa melodía son incontables. Supongo que voy a dejarme llevar por ese no sé qué que me da en la panza cuando escucho ciertas canciones... a veces sin mucho sentido. Princesa, de las pastillas, es uno de esos temas. Cielo de un sólo color también... esa sí que no tiene mucho sentido con mi vida, pero cada vez que la escucho no puedo evitar cerrar los ojos y amar. Tan lejos, porque me da esperanzas y porque me ha hecho llorar más de una vez. Avanti Morocha, esa canción que me acompañó desde siempre. Clara, porque no deja de recordarme que en algún momento de mi vida tuve la certeza de dar todo por una persona mientras esa persona estaba compartiendo sus labios con alguien más. Me juego el corazón, porque describe a la perfección el por qué de tantos intentos y ningún arrepentimiento. Angel con campera, porque la decisión equivocada puede transformarse en ley. Cosa linda, porque esa guitarra me hace latir el corazón con más fuerza. Sola nunca estarás, esas canciones que no dejan de estar en nuestros corazones y que sólo entendemos de más grandes. Zamba para olvidar, una canción que sólo puedo cantar con sentimientos y nunca al pasar. Quemala, porque habla del pobre tipo que no pudo cuidar de sus tres flores y una por una lo fueron abandonando. Gravity, porque incluso en este momento en el que estando tan lejos no te quiero ver siento que something always brings me back to you. La extraña pareja... porque sí. Un muerto encierras, ya me sonaba a cosa de todos los días encerrar un muerto. Donde estarás, porque siempre me apiadé de los protagonistas y hoy me siento más protagonista que nunca. Contigo, no quiero Paris con aguaceros ni Venecia sin tí. Ojalá, para que la luna pueda salir sin tí y que tu nombre se le olvide a esa voz. No, porque no se puede vivir con tanto veneno y Antología porque me enseñaste a querer los gatos, a decir mentiras piadosas para verte a horas no adecuadas y a tantas otras cosas más. Fix you porque tuve a alguien que intentó arreglarme cuando estuve rota y ahora estoy más rota que nunca. Amor ausente, sigo sintiendo tu voz tan lejana. Smile (Chaplin), porque sé que siempre, pase lo que pase, voy a tener al menos una razón para sonreir y ser feliz.
Y muchas otras que no voy a repasar porque sino se me va a hacer mucho más difícil la tarea. Cómo hago para elegir tres? Tres que no sólo me hagan pensar en vos, en lo que fuimos y en lo que ya no vamos a ser. 
Maldición, estoy llorando otra vez, y pensar que cada vez eran más espaciados los llantos. Supongo que me quedé con ganas de escucharte una última vez... aunque nunca hayas conseguido escribir nada para mí. Debía intimidarte, bobo. Si supieras que habría amado cualquier cosa que tocaras para mí... o que escribieras para mí. Me quedé sin poema y sin pieza musical... cosas que pasan.
Estoy demasiado cansada como para escribir con algo de coherencia, necesito dormir. Mañana ya voy a tener tiempo para horrorizarme por mi post jaja qué importa? Son las ventajas de tener un blog privado.

martes, 27 de agosto de 2013

Esperemos

- El otro día lo vi - arriesgué. La pobre nunca sabía nada de mi vida.
- Ah y ¿cómo andás con ese tema? - Dijo tratando de dejar ver su interés pero no demasiado.
- Decidí hacer la paz con él, no daba estar enojada para siempre - le dije y tragué para disipar el nudo en mi garganta.
- Me parece bien. Después de todo, ustedes tuvieron una linda relación. Mientras no te confundas y tengas las cosas bien en claro...


Sí, lo claro es que nunca va a dejar de ser una persona especial. Ni cuando vuelva a enamorarme, ni cuando ya no lo extrañe, ni siquiera cuando ya no piense en él todos los días. Pero aprendí, tristemente, que no hay chances de que sea feliz a su lado. Y que prefiero alegrarme al enterarme de que está bien con Malena a vivir angustiada, justamente, por saber que está bien con Malena. Es un simple cambio de perspectiva, el cual parece difícil, pero realmente no lo es. El único sentimiento negativo que tengo ahora es la nostalgia, y ni siquiera sé si debería catalogarlo como negativo. La nostalgia tiene su encanto cuando ya está madura, sólo hay que tenerle paciencia. Tengo que darme el tiempo para convertir a esta Sara Bareilles en Carlos Gardel, porque las nostalgias jóvenes tienen un enorme parecido con el resentimiento y el desamor. Mientras tanto voy a seguir como ahora, que es la única manera en la que puedo seguir. Pensándolo hasta que no lo piense más, escribiendo acá hasta que no tenga nada para decir, aguantándome las ganas de hablarle hasta que me parezca natural no hacerlo. Y así, poco a poco, voy a dejar de encontrarlo en cada parpadeo y en las descuidadas respiraciones profundas que me llevan a ese otro mundo. Un día voy a sorprenderme a mí misma soñando con otro hombre y hasta llorando por él. Voy a volver a creer en la gente y voy a volver a descreer de ella. Porque así somos, cíclicos y progresivos. Somos un espiral. Cuando llegue a esta parte de mi vida nuevamente voy a estar mejor preparada y voy a actuar de la misma manera pero con más madurez y determinación. Lo difícil es la espera.


Y aquí un plus, que no tiene tanto que ver pero que no puedo evitar agregar.

La espera

Y de repente es difícil respirar. ¿Querés saber cómo es el infierno? Déjame que te explique. Todos los sentimientos que se dejaron escapar rodean tu alma día tras día, alimentándose de lo que te pase o deje de pasar. Todo lo que te hace feliz, saber que está, pero lejos y fuera de alcance. Cada vez que la luna te mira, burlándose en todas sus formas de tu abstinencia; pero en esa forma en especial, es cruel y a la vez hermoso. En esa forma pura y satisfechamente completa. Te mira, se ríe, ella probablemente pueda ver a tu amada desde donde está. Tal vez intercambiar miradas con ella, que probablemente también la esté viendo. Cómo te gustaría estar en su lugar. Cómo quisieras morirte para poder visitarla y verla una vez más. Cómo te encantaría estar con ella ahora mismo, aunque no te espere, aunque no te busque, porque sabe que no hay forma de que estés allá. Pero sí, te busca. O vos la buscas. Creyendo que un milagro puede hacer que aquella chica de allá, de espaldas, sea ella. Y te acercas, y la pasás sin disimular nada, pero no es ella. Y la dejás pasar nuevamente, pensando que era obvio que no era ella, se veía a kilómetros su falta de belleza, su falta de pureza, su falta de carácter. Y se ve a kilómetros tu falta. Pero no los suficientes como para que te vea ella, y tampoco para que la veas vos. Sólo es cuestión de tiempo. Eso no ayuda. La única buena noticia es que siempre va a faltar menos que antes, pero ¿y? Sigue faltando. Y el vacío en el pecho, y la angustia en la garganta, y el fuego en el estómago, el tic en el brazo, la nube en los ojos, la falta de atención y la despreocupación de todo lo demás. La ansiedad aumenta con la espera. La desilución de despertarse en un día que no es próximo al de su llegada. La ilusión de quedarse dormido por semanas. Verla en sueños no es lo mismo, pero es una de las pocas cosas que te mantienen vivo, junto con sus recuerdos. Y no te gusta, no te gusta estar vivo así. Pero sabés que la vas a volver a ver, y a veces eso hace las cosas peor, porque sólo pensás en ese momento. Así, poco a poco, dejás de ser una persona, dejás de ser un ente, para pasar a ser un deseo que cobró forma. Y la impotencia de no poder cambiar de lugar, o de no poder acelerar el tiempo, o de no haber podido evitar que se separen. Cada una de las cosas es una hoja afilada pasando por tu espalda. El frío se siente en tu nuca. Te falta calor, de todo tipo. Llegás a un estado de muerte en tu alma y tu cuerpo sólo se hunde en la miseria de no poder hacer nada más que extrañar. Sos, exactamente, muerte que camina. Muerte que espera para resucitar. Y mientras espera, vive el infierno. Eso es el infierno, la espera.

viernes, 23 de agosto de 2013

Es sólo una cuestión de actitud

El otro día leí que es más difícil alcanzar la felicidad cuando uno ya la vivió, porque luego de la maravillosa sensación que nos deja verle la cara a la perfección, saludarla y dedicarle una sonrisa, todo lo demás parece basura. Yo tengo un tesoro... Un momento que creo fue el más feliz de mi vida y que sólo se compara a la felicidad y a la avalancha de sentimientos que me produjo el tener en brazos a la criatura más hermosa y pura del mundo. Sospecho que significó mucho más para mí que para la persona con la que lo compartí... esas cosas suelen pasarme bastante seguido.
Mi tesoro está bien guardado dentro de mí, bajo llave, con rayos lásers y con una contraseña que ni yo quiero recordar. Hay dos razones fundamentales para que esto sea así. La primera es por su gran importancia, no quisiera deformar las versiones de lo ocurrido cada vez que piense en ello. La segunda tiene que ver, justamente, con lo que lei hace poco. Si sigo comparando mis días con el retrato ideal de lo que significa felicidad para mí, no voy a volver a ser feliz nunca.
Supongo que para volver a ser feliz debería comenzar por aceptar que existen distintos tipos de felicidad y que no se llega a ella siempre por los mismos caminos. Que sería otra forma de decir que el amor tiene diferentes facetas. Hoy me da felicidad el amor por lo que hago, por mi familia y por ella. Mi amor por él... mejor no hablar de ciertas cosas. Qué bien me hizo verlo. La última vez le faltaba vida, tenía tanto miedo de que estuviera de esa forma de nuevo. Me gustó que me dijera que dejó de ver a Malena como no estar conmigo porque sino no iba a poder seguir. Las cosas no están tan mal.
Gracias por seguir intentando.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Las colas seguirán siendo colas

"Ahora que me ha liberado, se ha convertido en mi amo, y puedo concederle tres deseos cualesquiera a su voluntad, para luego volver a mi cárcel y esperar un nuevo liberador. Nómbrelos de a uno, empezando por la palabra "Deseo" y una vez haya terminado la oración, lo que sea que haya pedido se cumplirá". 
Aunque ya tenía su deseo preparado hace tiempo, dada la ocasión especial, se dio el lujo de pensar exactamente cómo expresarlo. Luego de un momento de silencio, dijo:
"Deseo que viva muchos años tan felices como le sea posible" 
El genio, bondadoso, siempre ayudaba a formular los deseos a sus amos, para que estén satisfechos completamente y no malgasten uno en el error de una oración mal hecha. Sabía de quién hablaba, y en un intento de ayudarlo le completó la frase: 
"Con usted, ¿no?" 
El joven se apresuró a responder:
"No, no, como lo dije" 
El genio se sorprendió por esta reacción, sin entenderla. Le preguntó por qué no cambiaba el deseo, creyendo que todavía no había entendido su error. Entonces él le contestó: 
"Si pido que sea feliz conmigo, siempre voy a saber que no es por mi causa. Quiero hacerla feliz, pero sabiendo que soy yo el que logra su felicidad. Si no llego a ser ese hombre que necesita, por lo menos tendré el placer de saber que alguien mejor tomará mi lugar y logrará lo que yo no pude. No busco mi felicidad, sólo la suya." 
El genio se quedó un momento pensando en lo que le habían dicho. Se sintió orgulloso de un pensamiento tan noble y se lo hizo notar con una sonrisa. 
"Que así sea", dijo, "puede estar seguro de que será feliz por siempre." 
El joven sonrió, "Ahora bien", prosiguió, "¿qué va a pedir, amo, como su segundo deseo?" 
La cara de su dueño esbozó una sonrisa. Luego de mirar cabizbajo la lámpara en un silencio distinto al primero, respondió: 
“Nada, ya no necesito más nada”, mientras le arrojaba la lámpara a los brazos del genio, quien, aún más sorprendido, le dijo: 
“¿Cómo nada? ¿Acaso no sabe lo que puede lograr?” 
“Lo único que me falta lograr, lo lograré por mi cuenta” dijo el joven mientras se iba. 
“¡Espera! ¡Necesito que pida los dos deseos o no podré dejar de ser su esclavo!” 
“Entonces deseo que seas libre, como un genio debe ser” 
El genio, atónito, se quedó inmóvil mirándolo alejarse. En un momento, esa figura que casi ya desaparecía, giró y gritó “Sólo te pido una cosa, como amigo. Quiero que vuelvas a visitarme de aquí a 10 años.” La única reacción que obtuvo fue una sonrisa y un asentimiento con la cabeza. Así la silueta terminó de desaparecer en la oscuridad, y el genio se quedó mirando su lámpara como si fuera una más sin ninguna cualidad en especial. 




 Por respeto, el genio no se inmiscuyó en la vida de su libertador hasta diez años después, cuando recordó su promesa. Interesado en encontrar al noble hombre, obtuvo la mala noticia de que había muerto tres años atrás. La tristeza se apoderó de su corazón, y mediante su omnipotencia, decidió viajar en el tiempo para visitarlo en sus últimos días. Tomando forma humana y disfrazándose de médico, entró en el hospital donde el hombre había pasado los últimos tres meses en agonía. No necesitó entrar a su dormitorio para darse cuenta de la soledad que habitaba en él. El hombre, consumido en su cama, rodeado por varios doctores, no hacía más que mirar por la ventana. Un año había estado con su amada, diez meses necesitó para darse cuenta de que no era él el indicado y dos más para juntar el valor de terminarlo. Luego de eso, nunca más volvió a saber de ella, ni ella de él. El genio, en su disfraz, entró a la habitación y esperó a que los demás se vayan. En todo ese tiempo, el hombre, totalmente diferente a aquél que lo había liberado siete años atrás, no apartó la vista del cielo nublado. Cuando este nuevo doctor se acercó, lo reconoció al instante, probablemente porque así lo quería el genio, y su cara se iluminó con aquella sonrisa. Casi sin aire, con los ojos apenas abiertos y llenos de lágrimas, y como si necesitara la fuerza de doscientos caballos para alzar la mano, le hizo un gesto de amistad en el hombro y susurró: 
“Gracias.” 
Como era costumbre con este humilde y honrado caballero, el genio no supo qué contestarle y la muerte no le dio tiempo a pensarlo. Dos minutos más tarde, un cuerpo maltratado contenía el recuerdo de un respetable joven que murió como un hombre feliz; y el genio, llorando, volvió a su tiempo con un orgullo hiriente en su garganta. 
Tres años más tarde, se emocionaba al ver a una mujer con su hijo volver a una humilde pero amorosa casa entre risas y sonrisas, entrar por la puerta frontal y ser recibidos por un hombre alto, buen mozo y gentil con besos y abrazos que tal vez no merecía. 


Claro que no me puse a pensar minuciosamente lo que significaba que fueras feliz con otra persona. Es decir, sólo pude imaginarte siendo feliz, pero ahora que me pongo a pensar en la parte de la "otra persona" me da... dolor de panza (literal, los retorcijones me matan),rabia, impotencia y, ¿cuándo no? celos. Si vos y yo teníamos que ser felices juntos... si vos tenías que ser la persona que yo amaba. ¿Por qué? ¿Qué pasó en el medio? Sigo repasando las líneas de nuestra historia y me siguen pareciendo increíbles todas las razones que me diste para dejarte. ¿Cómo puede ser la misma persona el Juan Martín que visualizo en la cama con Malena y el Juan Martín que recuerdo en la quinta conmigo? El que me mira con esos ojos... con tanto amor, deseo y ternura. El que lloró al verme desesperada por haber tenido, nuevamente, relaciones sin cuidado con él. El que me abrazó y consoló cuando sentí que perdía a la amiga más importante de mi vida. El mismo que me prometió llevarme a Venecia, darme dos hijos y no descansar hasta que yo cumpliera todos mis sueños. El que me regaló mi primera rosa. El que me enseñó que dos cuerpos pueden conectarse tanto haciendo el amor como mirándose sin decir nada. El que me leía en la cama. El que no quería besarme cuando estaba enfermo para no contagiarme. El que me dijo que viviría por mí y me daría su vida aunque pensara que no era suficiente. ¿Cómo puede lastimarte tanto una persona que parecía que lo daba todo por vos? No entiendo... amo al Juan Martín que hizo todas esas cosas y más... quiero saber cuándo, cómo y por qué se convirtió en la persona que pisoteó y se rió de mi confianza tantas veces. O por lo menos que me digas si estuviste confundido todo ese tiempo y después te diste cuenta de que en realidad no estabas enamorado de mí. O que... me mentiste y jugaste conmigo estos tres años hasta que te aburriste y te pusiste en evidencia para que te dejara de una vez por todas. Necesito una explicación porque sencillamente no la encuentro... sigo pensando y comiéndome la cabeza sin llegar a nada.
A veces pienso... "simplemente estuvo con otra mina, punto, es hombre, tiene pija, hormonas, ella está buena y encima le encanta, fin de la historia. No lo hizo a propósito para lastimarme" pero... tampoco evitaste hacerlo sabiendo que me iba a lastimar. Obviamente, nunca pensaste que me iba a enterar (no pensaste para nada, en realidad)... Pero te arriesgaste igual. Y todo salió mal. Y ahora te quiero lejos y te extraño a la vez.... y no puedo parar de llorar, de sentirme una imbécil. De sentir que no puedo confiar en nadie nunca más y que tengo que convertirme en la misma mierda que sos vos para sobrevivir en este mundo del orto. Ya no me sale tener esperanzas y no es sólo con vos... Ya no puedo pensar en mi carrera como artista porque, simplemente, el miedo que me da ponerle fichas, otra vez, a un proyecto con tan pocas chances a favor me paraliza. Es difícil mantener en equilibrio mi vida cuando una gran parte de ella se desmoronó con vos. Me da pena leer todos los días "Live the dream" en mi computadora cuando ni siquiera puedo pensarme entrando en la UNSAM, y ni hablar de Canadá... nada podría estar más lejos. Entreno y me veo fracasando en cada pasada. ¿Para qué intentarlo si igual va a salir todo mal y voy a terminar hecha pelota? No, no estoy para esas cosas. Ya no quiero fracasar más, no quiero apostar más a lo poco probable. Basta de ser idiota y soñadora... lo esperado es que aunque lo intente, nunca llegue. Prefiero ahorrarme el disgusto. Y el dolor de panza.

viernes, 9 de agosto de 2013

El segundo sábado...

Escribo hoy porque mañana no voy a pisar mi casa. Por fin llegó el tan anunciado sábado 10 de agosto, segundo sábado de un mes par. Qué gracioso que suena ahora, tan absurdo. Armamos todo ese juego para seguir juntos y ni tres semanas pasaron antes de que decidieras mandar todo al carajo. Quién soy yo para juzgarte? Fui yo la idiota que accedió a esa locura, supongo que me lo merecía por estúpida.
Ya ni sé qué escribir... escribiría que te odio, que no te amo más, que me seguís encantando, que me das asco, que todavía te amo... pero no sabría si algo de eso es verdad. Dejé de intentar entenderme, lo único que tengo claro es que no quiero verte más... Mentira, también sé que muy a mi pesar me importás. De alguna manera retorcida y masoquista me importás. Me pregunto todos los días qué voy a hacer cuando se acerque la luna llena. Pero sobre todo me pregunto qué vas a hacer vos. Si mis cálculos son correctos, para ese entonces no vas a pensar en "viajar al sur". Pero obvio, nunca puedo estar segura con vos. Tal vez debería intervenir, no lo sé. Pienso que no me conviene y que simplemente debería no pensar en ello... sabría que no sería mi culpa pero eso no tendría ninguna importancia. Si vos te matás... no quiero ni pensarlo, se me escapan las lágrimas de sólo escribir esa frase. No podría soportarlo, creo que moriría de tristeza y caería en un pozo del que nadie podría sacarme. Tengo miedo, como siempre. No soy tan fuerte como me pinto... no es cierto que me recupero tan fácil de todas las veces que me lastimás. Es una gran mentira que el circo me cura las heridas, es sólo una analgésico. Simplemente quiero que seas feliz lejos de mí. No puedo desearte el mal de corazón porque no creo que te lo merezcas. Sí pienso que sos un idiota y que no se puede confiar en vos... pero no pienso que merezcas lo peor. Sólo creo que no me amaste lo suficiente y no puedo luchar contra eso. Creo que si me hubieras amado las cosas nos habrían salido más fácil, las decisiones habrían sido más sencillas y mis chances a favor habrían sido mejores. No, no te perdono. Porque me lastimaste muchas veces y siempre supiste cómo evitarlo. Por lo tanto fueron todas elecciones y en todas elegiste lastimarme a pesar de todo lo que decías que me querías. No te culpo porque es la opción lógica, y sólo los locos o los enamorados habrían elegido otra cosa. No te culpo pero tampoco te perdono. Siento que todavía no sé cómo perdonar... tal vez mi buena memoria y mi carácter rencoroso no me lo permitan nunca, quién sabe?
Juan Martín, quiero borrarte de mi cabeza. No eliminar los recuerdos porque tuvimos dos años hermosos, el último fue más lágrimas que otra cosa pero bueno... supongo que me ayudó a crecer. Quiero bloquearte y no poder pensar en vos hasta que deje de doler. Quiero que llegue ese momento en el que te piense y sea inevitable sonreir... no llorar. Quiero que en 20 años nos encontremos en la calle, nos preguntemos qué es de nuestras vidas y que prometamos juntarnos y ponernos al día aunque después nunca lo hagamos. Quiero que termines de pasar a formar parte de mi pasado de una buena vez y que dejes de joder mi presente.
Quiero que deje de doler.