Otro sabor

"Oh" exclamó. Así era. Toda una vida preguntándose cómo sería, cuando sería, si dolería. No sentía ni frío ni calor, eso era todo una mentira ¿Cómo sentir frío si esa parte de su cerebro ya estaba paralizada? Tampoco podría decir que vio toda su vida pasar frente a sus ojos en un segundo, si hasta el momento no había podido, tampoco ahora lo lograría. Su mente no se dirigió hacia sus seres queridos o a recuerdos felices. No pensó en tratar de sobrevivir, ya lo había asumido, ese era el fin. Además, tenía que admitirlo, estaba a punto de descubrir un gran secreto, no podía negarse a esa oportunidad. Ni extrema tristeza, ni felicidad abundante. Sólo un vacío. Un vacío que quería llenar, sentía la necesidad de llenarlo. Quería chocolate. Sí, chocolate. Nunca lo había probado, pero en ese momento en lo único que podía pensar era en comer chocolate. No vio la luz, inventos comerciales. Él deseaba con todo su corazón, o lo que quedaba de él, un poco de chocolate. La desesperación lo abrumaba,  no soportaba ese sabor a gris que tenía la muerte. Cuando creyó que no aguantaba más lo sintió. No tenía idea de cómo sabía, pero estaba seguro de que era chocolate ¿Qué otra cosa podía ser? Cerró los ojos y sonrió por dentro.










Hola gente. Juanma, si por casualidad se te ocurrió pasar por este humilde blog y leer este humilde cuento (¿cuento? bueno, como sea) perdón que te haya robado esa mínima parte, no tengo inspiración, no sé si lo notas. Adios :)