Ni que alguna vez me hubiese importado pero este es lejos el peor texto que escribí en todo el blog

Todavía no decido si me pasó sin querer o si sin querer hice que me pasara. Sospecho que fue las dos a la vez. Ni siquiera estoy segura de que haya pasado nada. Tal vez sólo me estoy entreteniendo mientras me intento olvidar del que ya me olvidó. Estoy en tiempos perfectos para que no me pasen cosas. Estoy tan ocupada que se supone ni tiempo para enamorarme tengo. Sin embargo, vuelvo a estar en esta posición un poco rara de pendeja de 16. Su personalidad me tiene completamente atrapada. Y quiero que lo sepa. Aunque mejor no, no hay espacio en mi vida para nada más, apenas si entré yo, y empujando con ganas. Pero sí, quiero decirle que quiero todo con él. Pero ahora no lo quiero. Y él no lo quiere. Ni ahora ni nunca. Qué ganaría? Quiero saber lo que le pasa a él. En serio? No, mejor no.
Y así, no me aguanto a mí misma. Quiero hablar con Juanma y que me aconseje, nadie me aconseja como él. Estúpido ser irreemplazable.
Juanma. Santi. Santi. Juanma.
Esa es mi vida personal cuando no es circo, danza y Kinesio. Que triste no? Extraño estar enamorada. O ser correspondida más bien. Y estar en pareja. Y a la vez no quiero desestabilizar este pequeño equilibrio que le encontré a la vida. Si entra Santi algo va a tener que salir. Lo quiero todo. Quiero su sonrisa, sus chistes, su guitarra, sus juegos, sus burlas, su transpiración, su libertad, su pelo, su bigote, sus ojos caídos, sus ideas, su cuerpo enorme, su danza, sus ganas de mejorar, sus frustraciones, su voz, su ingenio, sus vergüenzas. Y también quiero mi danza, mi acrobacia, un trabajo, las materias, la guitarra, la rehabilitación, kippit, la compañía, el estudio, nuevos amigos en la facultas, amigos del circo.
Que el día tenga 48 horas y se me arregla la vida.
Mentira.
Estoy enamorada de Santiago Raúl (ja♥) Palavecino.
Ya está, lo dije. Estoy hasta las manos, jugadisima, no se cómo seguir con esto sin que se vaya todo a la mierda.