Estoy enamorada. Y cada día me enamoro más. Vaciate, me dijeron. Y me vacíe, sólo para poder llenarme otra vez. Cuando estuve vacía volví al origen y sólo me moví. Me moví y recordé cosas hacía tiempo había olvidado. Cómo jugar en el agua, cómo es ser abrazada, moverme sin guías. Quise llorar porque no podía creer tanta belleza. Todo lo que me pasaba fluía a través del movimiento y se quedaba atrancado cuando quería ponerlo en palabras. Me oclusionaba la garganta y me torcía la voz. Luego de esas tres horas, la absoluta soledad y el viento fresco de la noche me soltaron la garganta y las lágrimas cayeron. Una sonrisa en mi cara y la incredulidad.
Aquél que no tiene o no conoce de pasiones, esté vacío. Pero no de una buena manera, como yo lo estuve. No vacío de influencias externas y lleno de sí mismo. Sino vacío de significado, de sentimiento. Vacío de conexión con lo más intimo de su ser. Y lleno de dudas, falsas certezas, miedos, vergüenzas, propósitos de juguete. Si la acrobacia es la pasión que me conecta con mi instinto animal, la danza es lo que me lleva a mi pulsión humana más primitiva. No puedo explicar lo que me pasa cuando improviso porque metamorfoseo y viajo a una realidad que me cuesta alcanzar y comprender en la vida cotidiana. Es como verme al espejo detrás de todos esos velos de incertidumbre que nos impone el mundo aculturado. Y sin embargo, no me presto atención, no me controlo, no sé lo que viene después, sólo sé que es perfecto. Que no hay manera de equivocarme. No hay equivocación en ser uno mismo, no hay brusquedad, todo es fluido y natural. Todo es como debería ser. Por eso no hay dudas. Por eso hoy me sentí protegida por la danza. Porque frente a ella, puedo desnudarme, ser completamente vulnerable, y estar segura de que nada malo podría pasarme. Eso es el amor.
martes, 21 de abril de 2015
El amor
Publicado por Belu.M a las 23:13
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