domingo, 26 de octubre de 2014

Carta a Juan Martín (1)

Ey, hola. Extraño decirte hola. Creo que es obvio que todo lo que le digo a la gente es una gran mentira. El habernos separado tantas veces no me preparó para esto de vuelta. Sí, puedo continuar con mi vida casi normalmente, pero hay algo que definitivamente está mal. Y casi que lo siento en todo momento. Me faltás y mucho. Es mentira, te mentí cuando te dije que sin vos no puedo seguir... aunque en ese momento lo sentí (claramente estaba teniendo un ataque de angustia, o lo que ahora llaman ataques de pánico), lo cierto es que no quiero vivir sin vos, no me gusta. Todos me dicen que es lo mejor, que si estoy enamorada de vos, lo mejor es que no nos veamos más. La mayoría del tiempo yo también lo creo. Pero te extraño, y me duele que las cosas terminen así. Siento que nos faltó probar algo... alguna forma para poder seguir juntos, como amigos hablo. O lo que sea. En realidad sigo convencida de que no podemos ser pareja, pero en lo más recóndito de mi ser sigue estando esa idea. Te sigo soñando así. Te sigo soñando. Todas las noches desde que me dejaste. Sabés que tengo un problema con las cosas sin concluir, presiento que si no le doy un cierre a esto en algún momento de mi vida, voy a soñarte hasta el día en que me muera. Sé que eso a vos no te importa... pero necesito decirlo.
El viernes empiezo la psicóloga. Creo que un poco es eso lo que me provoca este malestar. Eso y las meras tres horas de sueño que tengo encima. Y como no? también haber visto hoy a Juan, que vino a verme bailar. Él siempre tan fiel. Me hizo acordar al día ese del polo. Qué bien estaría hoy si no hubieras ido con él. Qué bien estarías vos también, no? Mi amor... creo que no puedo llamarte de otra forma... nada me queda más cómodo. Me siento tan patética, tan neurótica, tan angustiada.
Aunque tal vez no seas sólo vos. También es soportar la situación de Santi como una lady. Mirarlo y decirle que lo que me ofrezca está bien, que no tiene que sentirse incómodo conmigo porque mi prioridad no es estar con él sino ser su amiga y que no pretendo cambiarlo. Lo cierto es que no miento ni un poco cuando digo todo eso, pero hay un subtexto que me guardo para mí. Es que a él también lo extraño y me gustaría que me tratara como antes, que derribe esa pared que construyó entre nosotros para no tener quilombos con guille. Pienso que no vale la pena lo mal que lo está pasando por ella, él simplemente no debería cambiar, por mucho que le guste guille. Él es hermoso como es y así, en esa relación, se oscurece y vive triste. Pero claro... como hay una distancia de 3 años luz entre nosotros no puedo decirle nada de esto. A él no le interesa escuchar nada de lo que tenga para decir. De repente ya no soy tan importante.
Y esta muñeca... será que siempre que me peleo con vos me lesiono? La rodilla, el hombro, la muñeca. Estoy harta. Harta de estar condicionada por mi psiquis en mal estado. Cansada de que el fracaso en un ámbito de mi vida haga un efecto dominó y arrase con todo lo demás. Sólo quiero que todo vuelva a como era antes. Quiero un poco de paz, por favor. Serías tan amable de mandarme un mensajito para decirme que todavía me querés un poco? Realmente me vendría muy bien.
Sabés que podría ir a buscarte en cualquier momento, verdad? Querés que te diga por qué no lo hago? En realidad hay varias razones, entre ellas el miedo. No sé con qué me podría llegar a encontrar y tampoco sé qué tendría que decirte. Pero lo que siempre se me viene a la cabeza cuando pienso en volver a verte es que es más fácil estar enamorado de una sola persona y que volver sólo te complicaría la vida. A vos y a mí, claro. Pero creo que más a vos... porque yo estaba manejando bastante bien el hecho de amarte y aceptar que ames a otra mujer. En cambio vos... Vos lo querés todo.
Ya no sé qué hacer. Sólo puedo escribir acá para que no me leas ni por casualidad. No me animo a dejarte que me leas. Por miedo a que me leas. Por miedo a que no me leas. Prefiero no darte la oportunidad de rechazarme otra vez. Ay qué feo es el rechazo, me hace llorar de sólo pensar en él. No quiero más ser rechazada. Me duele estar sola.