Escribir como corriendo. Escribir como a punto de dormirte, sin saber qué viene pero ya está ahí, en tu mente, en el papel, en tus dedos, en los ojos del que te lee. Como ese día en el parque, cuando corriste sin saber a dónde, porqué ni para qué. Como si todo estuviera dicho ya y sólo tuvieras que recordarlo. Escribir en el presente como si desde el futuro hablaras del pasado, porque en definitiva es algo así. Como un baile, no? Una improvisación de tus manos, que se deslizan por el teclado, o con la pluma ¿quién sabe? describiendo una coreografía, una sinfonía o una obra de teatro. Siendo vos en el estado más puro y también haciendo mitosis. Mitosis, sí. Ese texto, ese baile, esa canción que sale de la carrera hacia la nada toma forma y crece por sí sola, es parte de vos y no. Vos la creaste y no. Se crea a sí misma y se retroalimenta. Está unida a vos por ese cordón umbilical, pero es hermosa y raramente independiente. Como el arte. Corre por tu psiquis y se tropieza con toda la basura que tenés ahí adentro. Como una bola de nieve que cae por una montaña. No es sólo nieve, no es puro. Pero crece y rueda tan rápido que el mundo lo ve blanco y encandila. Da miedo, engaña. Si parara, todos podrían ver las imperfecciones, las ramas, la tierra, la suciedad. Pero no, sigue corriendo. Por momentos la pendiente es menos pronunciada y se puede ver un atisbo de marrón, verde, o cualquier otro color. Ahí es cuando el artista se traiciona a sí mismo y deja ver algunas cosas que no planeaba dejar salir. En ese momentos es cuando el público se conecta con el creador a través de su obra y se deja emocionar. O no. Pero la conexión existe y es bonita. En ese pie, en esa mirada o adjetivo. ¿Por qué dijo bonita? ¿Por qué no hermosa, bella, linda? ¿Por qué rozó su pecho y cerró su mano en él? Y el artista lo nota, pero lo deja ir, ya no puede retroceder. De a poco la pendiente va desapareciendo, el corredor pierde el aliento y la creación se completa. No importa si trascenderá, si es una genialidad o si va a ser recordada. Lo que importa es que fue único. Y en ningún momento pudo haber nacido o nacerá nada igual. Es lo que es por el momento en el que fue. El artista ya no es el mismo que era antes de la improvisación, ya comienza a prepararse para crear algo más.
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