Un chliché

Una gota más murió en su pelo. Otra lágrima corría por su mejilla, desde su ojo, hacia su cuello. Se encontró una vez más mirándolo a escondidas. Y él no la veía. Nadie lo hacía. Pasaban a su lado cual si fuera una parte más del paisaje cotidiano. Quizás alguno percibía su presencia, pero seguía sin verla, sin conocerla. Pues claro, ¿Cómo podía alguien verla si ella misma se declaraba invisible? 
Abrió su paraguas y  caminó hacia él. Le ofrecería protegerse con ella. Él lucía hermoso, parecía un ángel. Sus ojos eran únicos, grises claros en el centro, verde mezclado con marrón por fuera. Nunca había visto nada igual. En los días de calor, el marrón predominaba, y sus ojos se tornaban de un tono caramelo. En los días lluviosos, como aquél, los fríos se destacaban, era casi mágico. Todo en él era perfecto, su cabello crespo, ahora adornado con los cristales de la lluvia; su piel rosada decorada con unas adorables pecas que lo hacían parecer menor de lo que era; y por supuesto, el cantar de su voz, tan masculina que contrastaba completamente con su rostro de niño.
Cuando su mirada se posó en ella, no pudo evitar sonrojarse. Sentía el palpitar de su corazón tan descontrolado que creía que iba a escaparse. Se aferró a su paraguas y siguió caminando sin mirarlo. Procuró taparlo bien al pasar a su lado, pero ni un saludo se dedicaron. Los dos actuaron como si no existieran, como si fueran parte de distintos relatos, sin saber que pronto iban a ser protagonistas de una única historia.











Lector: dejame un comentario :) Pensá que cuando entre en mi msn y vea el número 1 reposando en el íconito del sobre cerrado voy a pensar "Si! Alguien entró a mi blog y me dejó un comentario". Entonces voy a abrir mi bandeja de entrada y voy a ver que leíste lo que escribí y me dejaste tu valiosa opinión. Haceme feliz :D