La verdad es que no sé si mi relación con Dante se compara con tantas historias que leí en este sitio. De hecho ni siquiera creo poder encasillarlo dentro de lo que llaman "violencia de género". Sólo sé que cuanto más leía, más me sonaban y me hacían ruido algunas situaciones. Pienso que tal vez lo que viví fue una versión a menor escala de una relación violenta. Lo que voy a contar es una compilación de cosas que quizás no tengan mucho que ver entre sí, pero ayudan a construir el escenario para entender un poco el universo de Dante.
Conocí a Dante por msn a los quince años. Nos caímos bien en seguida, teníamos muchas cosas en común. Nos pasábamos horas chateando y hasta a veces no dormíamos por hacerlo. Íbamos al mismo colegio, pero a divisiones diferentes y, a pesar de que nos hicimos tan buenos amigos y de que la química se sentía a leguas, tardamos nueve meses en ponernos de novios. Dante era un pibe especial, diferente, y eso desde un principio me atrapó. Era carismático, inteligente, celoso y manipulador. Sí, eso lo supe desde antes de ponerme en una relación con él, incluso me gustaba que fuera así. Creo que una parte de mí pensaba que eso era el amor, que una persona pudiera hacer lo que quisiera con vos y vos poder estar segura de que no iba a utilizar ese poder para lastimarte. Los adolescentes tenemos una idea errónea del amor y gran parte de la culpa la tiene la industria del cine, la poesía y la literatura barata. Los pibes piensan que el amor es no poder vivir sin el otro, dejar todo por el ser amado, cambiar por él y otro tipo de basura. Y no está del todo mal, es un tipo de amor inmaduro, adolescente, pero lo que sucede es que si ese amor no madura y perdura en el tiempo de esa forma, lleva sí o sí a relaciones enfermizas.
Dante solía decír que tenía tres personalidades, una racional, otra sentimental y otra oscura. Con el tiempo apareció una cuarta, él la llamaba su caja de pandora y tenía un collar en forma de cruz que la representaba. La primera vez que hablé con Luzbel fue por una estupidez. Antes de ponerme con Dante tuve un fugaz romance con Gabriel, un amigo que conocía desde hacía un par de años. Me sentí un poco en una novela, porque había pasado de ser una don nadie a que dos chicos quisieran estar conmigo. Ambos sabían de la existencia del otro, porque, como ya se enterarán, muchas veces soy demasiado transparente y no lo puedo controlar. Salí una vez con Gabriel y me bastó para elegir a Dante. Esto también se lo conté, simplemente no quería empezar una relación basada en una mentira. En el momento él me dijo que no le importaba si era mi segunda opción porque él me iba a demostrar que había sido la mejor elección que podría haber tomado. En fin, llevábamos tres meses de novios y un día terminamos en el mismo parque donde yo había tenido la cita con Gabriel. Se lo dije. Se puso raro, me miraba a los ojos como buscando algo que no podía encontrar, escondía su cruz debajo de la remera, miraba la luna como si estuvieran manteniendo una conversación privada. Yo sabía que algo iba mal. Esa noche hablamos por msn y de repente se puso a hablar en inglés. Tuvimos una larga charla que aún conservo en mi diario en la cual me dijo que estaba muy decepcionado de mí y que no podía creer que lo había engañado. Todo en tercera persona, como si no estuviese hablando con mi novio sino con un tipo que me odiaba y se divertía con la situación de imaginarme llorando y sufriendo cuando, según él, había sido yo la que lo había lastimado a él. Yo lloraba desconsolada del otro lado de la pantalla y le decía que no me importaba lo que él pensaba, que yo iba a enmendar mi error ¿Qué error? No sé, hoy en día todavía no sé bien qué fue lo que hice además de ser sincera. Al día siguiente Dante no se acordaba de nada, o eso decía él. Tuve otras charlas con Luzbel, siempre en ingles, me decía que él no me amaba y que Dante estaría mejor sin mí. Yo estaba loca, empeñada en enamorar a Luzbel y conocerlo en persona. Una parte de mí creía lo de las personalidades, la otra pensaba que era la forma que tenía Dante de maltratarme sin sentirse culpable al día siguiente. Pero como siempre, cuando se trataba de Dante ignoraba mi parte racional, después de todo era una historia de amor y no se suponía que tenía que ser racional. Ya saben, Disney.
La primera vez que le dije "te amo" me contó de Flor. Me dijo que quería ir con cuidado porque la última vez que había amado a alguien la cosa había terminado muy mal. A los 16 años la idea de "muy mal" se ve muy limitada, no me imaginé qué podía ser tan malo. Como vi que el tema lo afectaba no lo volví a mencionar y esperé a que él me contara de ella cuando estuviera listo. Creo que pasaron dos meses y me contó que ella estaba muy triste y se cortó las venas. Que él no la fue a visitar al hospital, que sus amigos en común lo culpaban a él por lo que ella había hecho y que, al final, no la volvió a ver. Más tarde me contó que lo que en verdad había pasado es que ella no sobrevivió al intento de suicidio. Nunca más volvimos a hablar del tema, nunca supe por qué se suicidó Flor, sólo que él se sentía terríblemente culpable. Yo estaba enojada con Flor por haber sido tan egoísta con una persona a la que supuestamente amaba. A veces pienso que era estúpida, que no entendía más de la vida que lo que leía en crepúsculo. Después también me habló de Mariana, otra ex que había tenido situaciones cercanas al suicidio. Creo que de todas las chicas con las que estuvo yo fui la más cuerda y eso es decir mucho.
A él no le gustaba que saliera y odiaba a la mayoría de mis amigos, pero a la que más odiaba era a mi mejor amiga, con la cual tuve una gran pelea y me separé por muchos meses. Mi mamá no deja de repetirme que fue por culpa de él. No sé, tal vez tiene razón, hay cosas que hacía por él, sin que él se enterara por el simple hecho de complacerlo y sentir que hacía todo por su felicidad. No ver a mis amigos era una de esas cosas. Tengo una amiga a la que no puedo dejar de preguntarle por qué no fui a su cumpleaños, para que me recuerde lo idiota que era. Su respuesta es siempre la misma, pero siempre sirve "me dijiste que a Dante no le gustaba que vieras a los pibes y no querías tener problemas con él". De por sí no era una piba que saliera mucho, pero por cómo se ponía él, menos aún.
Tampoco le gustaba cómo me vestía. Recuerdo un día de verano que yo tenía puesto un short y una remera que mostraba la panza. Estuvo todo el día de mal humor. Más tarde se largó a llover y yo me moría de frío. Él en vez de abrazarme o prestarme su campera se burló todo el camino porque decía que era el karma. Como si yo hubiera hecho algo malo y el universo hubiera estado castigándome.
A los dos años me enteré que me había engañado con su mejor amiga porque había dejado su facebook abierto en mi casa y se lo revisé todo. Él no era el único enfermo de celos. Le dije que dejara de mentirme, que ya lo había perdonado pero que no podía tolerar que me siguiera mintiendo. Él, simultáneamente mantenía una conversación con su mejor amiga, le decía que quería seguir mintiendome porque no podía creer que después de un año y medio de mentirme, todo saliera a la luz. Al día siguiente fui con toda la intención de cortarle. Hablé con mi mejor amiga por teléfono y me hizo jurar mil veces que, si estaba completamente segura de lo que iba a hacer, no iba a permitir que él me manipulara para que no lo dejara. Lamentáblemente no lo pude controlar. Lo vi llorar por primera vez y era tanto lo que lo amaba que no había lugar para amarme a mí. No cortamos, pero a partir de ahí la relación se volvió un infierno. Cuando estábamos juntos la pasamos genial, pero todas las semanas peleábamos por h o por b y la situación siempre era la misma. Yo lloraba en silencio hasta tener los ojos hinchados y él me hacía la psicológica de no hablarme. Siempre era yo la que tenía que acercarme para arreglar las cosas. Creo que nunca me pidió perdón por nada. Es raro pensar en la relación a retrospectiva, porque yo recuerdo todas las cosas buenas, pero tengo registradas, tanto en mi diario como en mi blog, muchas malas y dos o tres buenas. Y miro las fechas y es como si sólo hubiesen existido las malas. Lo cierto es que me la pasaba llorando, fue lo primero que noté cuando corté por última vez, había dejado de llorar.
Me cortó casi a los tres años de relación, después de tener una discusión porque él me había dejado plantada por ir a verse con su mejor amiga . Al día siguiente vino a buscar sus cosas a mi casa y yo me encontré a mí misma diciéndole que la vida nos iba a volver a cruzar. Después de tres horas de llorar, terminamos riéndonos (mamá no entendía nada) y él se fue en buenos términos. Tres semanas después me mandó un mensaje de texto y volvimos a vernos con la excusa de continuar la serie que habíamos dejado inconclusa. Empezamos a salir otra vez y parecía que todo encajaba en su lugar otra vez, que nos amábamos más que nunca. Esto pasó muchas veces, cortábamos y volvíamos. Yo me acuerdo cada vez, no sólo porque llevaba un diario, sino porque cada vez es diferente al resto. La segunda vez que me cortó fue después de decirme que había estado engañandome las dos semanas de vacaciones en San Clemente con su mejor amiga. Creo que esta fue la más desconcertante de todas. Lo normal habría sido que yo cortara con él, pero no. Años más tarde supe que él había planeado volver conmigo sólo para engañarme, dejarme y romperme el corazón una vez más. Como una semana más tarde su mamá murió de un cáncer que venía consumiéndola hacía dos años. Le dije que no iba a dejarlo sólo en esa situación y, nuevamente, volvimos. Lo dejé un par de meses más tarde porque la estaba pasando muy mal, los celos que me generaba su relación con su mejor amiga me estaban enfermando. Ni bien lo dejé, noté como volvía poco a poco a tener las riendas de mi vida. Cuando volvió a contactarme me dijo que iba a hacer un viaje al sur y que no sabía si iba a volver y que quería despedirse de mí. Más tarde me enteré que en realidad estaba planeando su suicidio, fue su última búsqueda por una razón para no hacerlo. Salimos al cine, dormimos en su departamento de Paseo Colón y al día siguiente, en vez de ir a cursar y despedirnos como se suponía, me prometió que iba a dejar de ver a su mejor amiga, que de todas formas esa relación no daba para más y que de un momento a otro iba a terminar. Me dijo que le diera un mes para terminar la relación con ella, después de todo, habían sido amigos por siete años y tenían un grupo de amigos en común, no iba a ser fácil. Mientras tanto, vivimos una especie de noviazgo de mentira. El plazo venció y él no pudo dejarla. Creo que nadie creería lo siguiente, acordamos vernos todos los segundos domingos de los meses pares a las 12 am en el banco de la estación donde nos quedábamos a esperar el último tren todos los días cuando íbamos a la secundaria. Así mantendríamos la relación sin lastimarnos pero asegurándonos de alguna manera que el otro seguía ahí para nosotros. Estábamos enfermos.
Nos vimos antes de lo acordado y ese día me enteré que él estaba en una relación con su mejor amiga. Sin embargo yo estaba en su casa y acabábamos de tener sexo. Cuando estaba conmigo era imposible no creerle que quería hacerme la mujer más feliz del mundo, llevarme a Venecia, darme hijos. Yo no entendía nada, era como si fuera dos personas diferentes. Me fui, no lo vi más hasta que él me vino a buscar al circo. Esos tres meses sin él fueron largos, al principio lloraba porque lo extrañaba, pero me recompusé y ya al final estaba muy bien con mi vida. Entrenaba, salía con mis amigos, logré estar con otras personas y, por sobre todas las cosas, no lloraba más. No sé por qué accedí a salir con él, pero lo hice. Todo iba bien hasta que me dijo que había dejado a su mejor amiga. Yo no se lo había pedido, ya lo había dado por perdido, no quería que la dejara por mí, yo había cerrado ese capítulo. Me atrapó otra vez. Creo que es ahora cuando empieza la parte "más violenta" de nuestra relación. Volviendo de esa salida me dijo que por suerte no había estado con otras personas en esos tres mese porque sino no habría podido tomar la decisión de dejar a su mejor amiga y volver conmigo. Yo no sabía qué hacer, sabía que si le decía la verdad todo se iba a desmoronar y no sabía qué podía llegar a pasar con él, estaba muy inestable. Y, por otro lado, estaba mi personalidad transparente que no podía controlar. Poco a poco fui diciendo la verdad, y cada vez que lo hacía se ponía peor. No dormía, tenía temblores, me miraba como si me odiara, como si no me conociera. Se odiaba a sí mismo por amarme a pesar de haber estado con otros tipos mientras no estábamos juntos. Yo lloraba prácticamente todos los días. Así fueron cuatro meses. Había noches en las que me quedaba a dormir en su casa y él no me hablaba, yo simplemente me limitaba a llorar hasta quedarme dormida.
El día que le dije que en esos tres meses había tenido relaciones con otra persona me cogió como a una puta. No sé si quería probar un punto o qué, pero lo hizo. Y yo lo dejé porque no quería que la relación terminara. No sé si fue miedo lo que sentí, creo que era una mezcla de vacío y desesperación. Mientras él me cogía por atrás yo miraba el respaldo de la cama y pedía por favor que acabara de una vez. Quería ir a dormir y que todo terminara. Como siempre, al día siguiente todo iba a mejorar.
Un día me preguntó específicamente la cantidad de chicos con los que había estado y sus nombres. Yo se los dije. Cuando se dio cuenta de que había estado a la vez con dos de ellos explotó. Creo que no me pegó porque sabía que no iba a poder vivir con eso pero se notó en su cara que no había cosa que hubiera querido más. Me dijo "Ah, no, esto es demasiado. Sos una puta!" y me tiró un almohadón con todas sus fuerzas. Esa fue la única vez que me agredió explícitamente. Salió de la habitación y me quedé sola tirada en el piso agarrándome el pecho y llorando a gritos a las tres de la mañana en su casa. Lo único que quería era irme así que cuando pude salí. Me sentía enferma, intenté vomitar en el cordón de la vereda para sacarme el malestar del sistema. Entonces lo vi salir de su casa, le grité que no me siguiera pero lo hizo igual hasta que por fin dejé de correr. Tuvimos una conversación llena de comentarios ácidos que terminó en una recoinciliación rara. Volvimos a su casa de la mano. Esa noche tampoco durmió y yo no descansé.
Después de eso sólo necesité escucharme contar mi relación en voz alta para darme cuenta de lo mal que sonaba. Mi amigo no sólo me escuchó sino que me ayudó a sentir que podía tomar las riendas de mi vida otra vez y dejar de sufrir. El día después de cumplir cuatro años lo dejé. Su primera reacción fue la ira. Puso todos los regalos que le había hecho desde que nos conocimos en una bolsa y los tiró en frente de mi cara. Vino conmigo a mi casa para buscar sus cosas que habían quedado acá. Me veía llorar y más bronca le daba "qué lloras?" me decía. Estuvimos todo el viaje en silencio, él en una punta del colectivo y yo en otra.
Al día siguiente me suplicó que nos viéramos, me dijo que había reaccionado muy mal y que quería verme una sola vez, que estaba destruído. Otra vez, accedí, pero esta vez estaba tan aliviada por haberlo dejado que sabía que nada de lo que pudiera decirme iba a hacerme cambiar de opinión. Fue una charla muy larga en un café, nunca lo vi tan desesperado. Me dijo que iba a cambiar, que ahora veía que tenía que ir al psicólogo, dar las materias del secundario para poder estudiar medicina, que era lo que él quería hacer desde que lo conocía, empezar a hacer actividades que no me incluyeran. Todo lo que yo le venía diciendo hacía años. Bastó que lo dejara para que él mágicamente se diera cuenta de todo. Lloramos mucho, pero no volví con él.
No sé cuánto tiempo pasó antes de que intentara suicidarse, yo me enteré muchos meses más tarde. Después de tocar fondo sólo le quedó volver a subir y cuando lo hizo, yo me volví a enamorar de él. En realidad nunca había dejado de estar enamorada, sólo que había tantas cosas que dolían que tapaban cualquier otro sentimiento. Por meses mantuvimos una relación informal. Él sabía que yo lo amaba y yo sabía que él me amaba. El que no sabía o no quería admitir que me amaba era él. Me vivía diciendo que él ya no podía amarme, que no había que confundir las cosas, que no quería nada serio conmigo. Hasta que los celos pudieron más que él y nuevamente me dejó. Me dijo que era una persona tóxica, que yo era la que necesitaba un psicólogo, que lo lastimaba a propósito inconscientemente. No me dio chance de explicarme y me borró de todos lados. Desapareció de mi vida de un día para el otro porque él no podía admitir que me seguía queriendo. No dejó que le hablara por ningún medio porque sabía que iba a perdonarme si lo hacía, quise pensar que en el fondo sabía que la situación era absurda. Se suponía que era yo la que quería estar con él y él el que no quería nada serio conmigo. Terminé yendo al psicólogo, que me ayudó para desahogarme en muchos sentidos pero para nada más; nunca mencionó que podía estar viviendo una situación de violencia y hasta me animó para que intentara volver con él. Por suerte para mí él se enamoró de una chica y no nos vimos más.
Yo sé que él no es una mala persona, pero sí sé que hace mal, porque no tiene resueltos muchos mambos de su vida. Lo adoro, pero ahora tengo bien en claro que me tengo que cuidar de él, justamente, porque lo adoro y eso me cega. Tal vez algún día pueda resolver sus cosas, pero lo más probable es que aunque no lo haga, yo me convenza de que si, por eso tengo que cuidarme.
Nadie a mi alrededor pensaría que algo así podría haberme pasado a mí, porque por afuera, soy una mina de piedra. Cualquiera creería que no me hubiera dejado pisotear ni manipular por nadie, que a la primera de cambio me hubiera dado vuelta y me habría ido. Pero no, los cambios en las relaciones nocivas son tan paulatinos que uno termina naturalizando el llanto, las peleas y el malestar. Terminás pensando que lo mejor es no hablarlo con nadie, "total es una pelea nada más y mañana va a estar todo bien". Esto le puede pasar a cualquiera, hasta a la persona más centrada que conocés, porque así como me pasó a mí, a miles de mujeres les pasa y cien veces peor.
sábado, 11 de julio de 2015
Nunca más a mi lado
Publicado por Belu.M a las 5:43
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