jueves, 12 de diciembre de 2013

Esto volvió a ser lo que era. Un montón de cartas sin enviar, un diario que no va a ser leído. Hola... ya no te extraño. Estás acá, más cerca que de costumbre. Puedo hablarte, puedo reirme con vos, puedo verte y hasta tomarte de la mano. Volviste a aparecer y otra vez, no quiero dejarte ir. Aunque, para ser sincera, tampoco quiero dejarte entrar. Me gusta tenerte cerca, porque siento que puedo cuidarte. Y porque no tengo que aguantarme las ganas de decirte lo mucho que te quiero. Me gustaría que pudiera ser siempre así. Que pudiéramos ser amigos.
El tipo de relación que yo quiero es... bastante improbable que pueda tenerla con vos. Porque no confío en vos y porque sé lo mucho que me podés lastimar... tengo demasiado miedo como para arriesgarme a eso otra vez. Por eso deseo de todo corazón que podamos ser amigos, para no tener que expulsarte de mi vida y que no representes una amenaza hacia mi integridad emocional.